ENTRADA AL INVIERNO

Haciendo uso de las posibilidades que nos ofrece internet, se pueden encontrar fotografías que no pueden pasar desapercibidas, y que a una persona como yo, amante de la pintura no es raro que le atraiga llevarla al lienzo. No hace mucho encontré una que mi hija Beatriz ha titulado "Entrada al invierno", aunque en realidad es un otoño.

Nunca cojo los pinceles por simple obligación, la obligación me la creo yo cuando algo me entusiasma y me atrae, y esa obligación se convierte normalmente en un reto cuando de pintar se trata.

Hace poco terminé de pintar esa entrada al invierno. Muchas veces pienso que aparte de tener actitud para algo, en este caso la pintura, la actividad que ello conlleva hay que rodearla de cierto ambiente. A mi me gusta oir música, casi siempre la misma cuando pinto y eso no solo me genera concentración, sino que además me hace avadirme de otras cosas. A lo mejor soy algo raro en la música que elijo, pero Carlos Cano  está siempre presente, la inolvidable Edith Piaf y como no, Camarón.

CON PINCEL EN MANO

En todo el tiempo que llevo pintando, nunca se me había ocurrido hacerme una fotografía con los pinceles y la paleta frente al lienzo. Ahora lo he hecho, aunque a decir verdad hace unos 45 años, cuando ya hacía mis primeros pinitos con 12 años en esto de la pintura, pinté un paisaje nevado para regalárselo a Antonio Arjonilla, el hermano de mi amiga Mari Carmen, con motivo de su boda. Con aquel cuadro me hice una fotografía que no guardo. La fotografía ha sido con un cuadro de olivos que tenía muchas ganas de pintar porque es uno de los paisajes más bonito de nuestro término. La fotografía del paisaje que me ha servido de referencia, la hice desde la carretera que va a la Higuera de Calatrava, en el tramo que hay entre el cortijo de Las Pardillas y Los Cortijuelos. En la lejanía se ven los montes de Jabalcuz, en lo más lejano La Pandera, más cerca la Peña de Martos, la Torre Fuencubierta y el Cortijo de los Ayozares en el centro. Ha sido un cuadro un tanto laborioso que de momento me va permitir descansar durante un tiempo de pintar olivos.

TORMENTA EN ALCAZAR

Hace unos meses tuvimos la oportunidad de celebrar la boda de nuestra hija mayor Rosa con Antonio. Ellos llevan viviendo mas de seis años en Alcázar de San Juan. Allí encontraron trabajo los dos y allí han decidido establecer su residencia. Celebraron la boda aquí en Torredonjimeno, pero Alcázar les tira mucho y quisieron inmortalizar su boda con algunas fotografías de allí, algunas como no, junto a los molinos. Eligieron un día de fuerte nubosidad, con un nublado de fuertes tonos azulados, tanto que no pude quedar impasible antes esos tonos y ante la agresividad que se desprendía de esa nubosidad, y como suele ser habitual en mí, he llevado ese paisaje tan llamativo al lienzo, y este ha sido el resultado.

ALGO HA CAMBIADO

Cambiar lo que se dice cambiar, y visto con detenimiento, lo único que ha cambiado ha sido la moto que ha engordado un poco, por lo demás, la ventana es la misma y la calle solo tiene unos pocos coches más aparcados. Aaaah! y el casco que antes no llevábamos. Solo hay una diferencia de 40 años entre unas fotografías y otras ¡casi na! Pero ahí estamos, un poquito mas rellenitos pero eso lo hemos arreglado con una moto más grande. Bromas aparte, tengo en mi mente el recuerdo de cuando nos hicimos esas fotografías. Estábamos novios y teníamos ilusiones. Ahora después de esos 40 años ya no estamos novios obviamente, pero seguimos teniendo ilusiones.